Tenemos que despedir a nuestra Mª Angeles, una mujer muy querida por todas sus compañeras de la residencia ya que formaban una piña: tenían su grupo de rezar el Rosario (ella era la que lo organizaba y dirigía las oraciones), participaba en todos los talleres y juegos, daba su opinión en todo lo que se le pedía, siempre nos ofrecía una sonrisa…Tuvimos la suerte que la hemos conocido como válida y esto nos permitió conocerla en muchas facetas de su personalidad ya que . La mayoría de las veces, al ingresar en las residencias, tienen deterioro cognitivo o físico muy avanzado y no nos permite conocerlos en toda su plenitud.

Todas las tardes al ir a encerrar a las ocas, de 21 a 21:30 estaba en los jardines en la zona del gimnasio exterior, sentada en unas bicicletas con Maxi o Adelina, pedaleaban mientras me esperaban y se reían un montón cuando las gallinas y las ocas corrían a buscarme… Me avisaban si quedaba alguna gallina fuera, me contaban como había ido la cena…ahora es difícil pasar por ahí y no verla, tampoco está en su sitio del comedor ni en su habitación…se ha ido y descansa en paz!!! ahora todos tendremos que aprender a llenar su vacío con esa dulce sonrisa que guardaremos en el recuerdo. Mª Angeles siempre estarás presente en los jardines donde paseabas tantas horas…y en nuestros corazones.

Quiero mandar un abrazo muy fuerte a toda la familia y a sus hijos, y en especial a su hija Teresa, ya que ella es la que decidió traerla a nuestra residencia aunque ella vive en Zaragoza porque buscaba un centro en el que su madre fuese feliz…y eso Teresa lo hemos conseguido entre todos. Nos conocimos casualmente hace unos años por mi proyecto de la residencia y para mí fue un honor que dejarais a tu madre a nuestro cuidado.

Todos y cada una de las personas que comparten sus vidas con nosotros en las residencia forman parte de nuestros corazones y de nuestras vidas y por este motivo voy a hacer algo en los jardines para recordarlos a todos…

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